En el último número de la revista Science, su equipo describe un poliuretano que "es capaz de repararse a sí mismo al exponerse a la luz", según explica el propio Urban: "Un arañazo desaparece con la luz". Lo característico de este material es que dispone de un tipo de estructuras llamadas anillos de oxetanos, que están incorporadas al poliuretano. Cada una de estas moléculas esta hecha de tres átomos de carbono y uno de oxígeno. Y lo extraordinariamente peculiar es que, al sufrir un daño, estas moléculas se rompen, pero al quedar "abiertas", se convierten en moléculas reactivas, como si se excitasen.
La analogía es parecida a si quebramos un anillo y encontramos que los extremos están tan excitados que pueden pegarse entre sí.
Como si fuera un pegamento
"Cuando el material sufre un daño, se rompen estos anillos", dice Urban. "Como consecuencia, se producen sitios reactivos. Cuando el daño se expone a la radiación ultravioleta presente en la luz del sol, estos anillos rotos son capaces de repararse", y lo consiguen gracias a una proteína incorporada a los anillos, una sustancia llamada Chitosan, y que procede de la quitina que recubre las cáscaras de los cangrejos. Es como si fuera el pegamento "La combinación de esta química es la que produce este comportamiento". En menos de una hora, el daño desaparece.
Claro que no todo es perfecto. ¿Que ocurriría si el material volviera a sufrir daños en el mismo sitio? "En principio, no podría repararse a sí mismo de nuevo", admite Urban. "Pero el daño tendría que ocurrir exactamente en la misma superficie molecular que se ha dañado anteriormente". Eso quiere decir que las posibilidades de que el daño sea idéntico son muy pequeñas: las cosas, vistas con la lupa de las moléculas, a veces tienen estas ventajas.
Se autorepara y no es cara
Urban también admite que no ha hecho los cálculos precisos sobre lo que costaría llevar este revolucionario material a la industria, pero los materiales de los que está hecho no son caros, ya que resultan abundantes y no ofrecen mayores problemas para su desarrollo industrial.
Desde el punto de vista ecológico, un material capaz de repararse a sí mismo es mucho más conveniente y sostenible. La investigación se encuentra en el estado de "probar el concepto", dice este experto, "pero lo cierto es que, aunque se necesitan hacer más trabajos para comprobar cómo afecta esta propiedad autocurativa a la resistencia, están en el camino correcto". Un material así no solo resulta interesante la pinturas en el campo del transporte, sino en la industria del mueble, por ejemplo. Todo un ejemplo de cómo la naturaleza puede inspirar un material revolucionario.
Noticia publicada en Ecodiario (España)