Su aspecto recuerda más a un torpedo al que se han añadido una cámara de vídeo, láser, sonares, sensor de profundidad o cable de fibra óptica, entre otros elementos. Dispone de un batería con autonomía para cuatro horas, es dirigido por un control remoto y puede operar a 300 metros de profundidad y hasta una distancia superior a 5.000 metros. Su precio ronda el medio millón de euros.
El prototipo, comercializado por la empresa noruega Kongsberg, era utilizado por las Armadas española y noruega para detectar minas.
La Universidad contó con la financiación del Plan Nacional de Infraestructuras Científicas y la del Gobierno de Cantabria para adquirir uno de estos aparatos. Después, un equipo de la Escuela de Naútica, dirigido por el profesor Francisco Carrasco, se ocupó de añadir los elementos necesarios para que pueda ser utilizado para exploraciones arqueológicas, oceanográficas, de inspección de cascos de buques... y muchas otras aplicaciones que al propio Carrasco le costaba ayer explicar. «Estoy haciendo un listado con todos los usos que puede tener este submarino y aún no he terminado. En realidad puede servir para todo», aseguró y reiteró: «Sus principales cualidades son su versatilidad y manejabilidad».
Tampoco pudo adelantar cual va a ser la primera aplicación del submarino si bien, aventuró que se podría estrenar en alguna investigación relacionada con las energías renovables marinas. Y es que, a cambio de obtener la financiación para poder adquirir el prototipo, la Universidad tiene la obligación de permitir su utilización a otros grupos investigadores o entidades, que además correrarán con los gastos de mantenimiento. De momento, instituciones como el Puerto de Santander, el Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria, el Centro Oceánico de Santander y varios grupos de investigación de la Universidad han mostrado ya su interés en la utilización de este nuevo servicio.
A la presentación del submarino asistieron ayer el rector de la Universidad, Federico Gutiérrez-Solana; el vicerrector de Investigación José Carlos Gómez Sal y el director general de Desarrollo e Innovación Tecnológica del Gobierno de Cantabria, Santiago García Blanco.
Los primeros destacaron el valor de este submarino para la institución académica que tiene un coste muy elevado y se enmarca en el objetivo de la Universidad de ser competitiva. Por su parte, el representante del Gobierno regional recordó que esta infraestructura está en línea de investigación en Ingeniería Marítima, «prioritaria en Cantabria», que va a contar con un gran tanque de agua ubicado en el Parque Científico y Tecnológico y que va a poner a la comunidad «a la cabeza» en este ámbito.
Noticia publicada en El Diario Montañes (España)