El estudio expresa que los ácidos grasos poliinsaturados del tipo DHA (ácido docosahexaenoico) son capaces de pasar la barrera placentaria y podrían ser los responsables de este efecto positivo sobre las capacidades cognitivas de los niños en cuanto a inteligencia, expresión verbal, capacidad motora y memoria.
Según informó el Hospital del Mar de Barcelona, para este trabajo se estudiaron 392 mujeres y sus hijos con una dieta rica en pescado, a las que tras dar a luz se les pidió que rellenaran un cuestionario sobre sus hábitos alimenticios durante el embarazo. Así informó http://www.elnuevoherald.com/.
Cuando los bebés cumplieron cuatro años, los psicólogos midieron su grado de desarrollo neurológico mediante la Escala de Habilidades Infantiles de McCarthy (MCSA), además de recoger datos sobre su dieta y su actividad física.
Según los investigadores, aunque se desconocen los mecanismos por los cuales esto sucede, "los niveles de DHA parecen ser cruciales en el desarrollo temprano del cerebro del feto".
El consumo de pescados y mariscos durante el embarazo ya había sido estudiado por el peligro de toxicidad neurológica que comporta para los niños, un riesgo atribuible principalmente a las elevadas concentraciones de mercurio que pueden estar presentes en estos alimentos.
No obstante, estudios anteriores ya habían aportado indicios de que algunas sustancias presentes en el pescado podrían ser beneficiosas para el incipiente crecimiento del cerebro del niño.
Este es el primer trabajo que estudia de forma diferenciada los efectos del consumo de pescado y mariscos, realizado en una población en la que el elevado consumo de esos alimentos no está asociado a factores socio-económicos, como pasa en comunidades de Estados Unidos o Reino Unido.
Noticia publicada en Nuestro Mar (Argentina)