Sereno bautizó al fósil “Boar-croc” (jabalí-cocodrilo) por su aspecto, pues hasta ahora no ha publicado un artículo con el nombre científico en la literatura oficial.
El investigador de la Universidad de Chicago encontró el cráneo en el desierto del Sahara, que hace muchos miles de años era húmedo y podía alimentar a toda clase de animales, entre ellos cocodrilos y, previamente, dinosaurios.
El jabalí-cocodrilo no parece amoldarse a especie alguna. Tiene una trompa como el cocodrilo, pero además cuernos y tres filas de dientes como los de un jabalí, que muestran su adaptación para devorar carne, explicó.
Muchos se preguntan por qué un paleontólogo de fama mundial ha decidido exhibir su hallazgo más reciente antes de difundirlo en una revista especializada, pero ocurre que el sábado era el día de la familia en el curso de la reunión anual de la Asociación Nacional para el Avance de la Ciencia y Sereno no pudo resistir la tentación de tratar de interesar a los niños en sus tareas.
Sereno, quien admitió que nunca fue un estudiante modelo, fundó el Proyecto Exploración para tratar de interesar a los niños de la ciudad en carreras vinculadas con la ciencia.
Noticia publicada en La Vanguardia (México)