El INAH informó, en un comunicado, que la pintura mural mide 12 metros y contiene 168 elementos alegóricos de la vida de los indígenas mexicanos, por lo que se requirieron estudios de la técnica pictórica y la identificación de las sales que la deterioran.
La nanotecnología es la manipulación de materiales a una escala minúscula, a nivel de átomos y moléculas, con el fin de crear sistemas novedosos con propiedades únicas. El especialista Rodorico Giorgi, de la Universidad de Florencia, dijo que "el proyecto es único, pues mostrará los beneficios de la nanotecnología aplicada a la conservación del patrimonio cultural".
Giorgi explicó que una de las ventajas para la intervención de los murales de Tlatelolco es que no poseen polímeros sintéticos, es decir adhesivos artificiales. "El problema de las sales en la pintura mural se agrava con la presencia de polímeros sintéticos, porque éstas intentan salir y se topan con las capas plastificadas; de esa manera se disgregan los pigmentos", explicó.
El experto italiano comentó que con la nanotecnología es posible remover los polímeros usando microemulsiones (mezcla de solvente en emulsión) y consolidar la pintura mural con su material original: hidróxido de calcio, que se convierte en carbonato de calcio.
El INAH informó que por el momento dio inicio la limpieza de sulfatos, sales, impurezas y microorganismos de la capa pictórica, para después consolidar la preservación de la obra a través de la nanotecnología. La nanotecnología ha permitido la adecuada preservación de murales ubicados en distantes partes de Italia, Francia, Alemania, Dinamarca, Suecia e Israel.
Noticia publicada en El Solde Cuatlua (México)