“Fácilmente podía comerse algo del tamaño de una vaca. Un ser humano sería una presa fácil”, comentó el paleontólogo Jason Head, de la Universidad de Toronto en Missisauga. “Si tratase de entrar en mi oficina para comerme, tendría dificultades para colarse por la puerta”.
Head es el autor principal de un informe sobre el hallazgo que publica la revista Nature en su edición del jueves. La misma edición presenta otro informe significativo: un grupo de científicos dijo haber hallado la más antigua evidencia de vida animal, vestigios de esteroides producidos por esponjas hace más de 635 millones de años en Omán. Los descubridores de la serpiente la bautizaron Titanoboa cerrejonensis, que significa “boa colosal de Cerrejón“, la región donde fue hallada.
Aunque relacionada con la moderna boa constrictor, se comportaba más como una anaconda y pasaba todo el tiempo en el agua, dijo Head. Podía deslizarse sobre tierra y también nadar. Conrad, que no participó en el descubrimiento, calificó el hallazgo de “increíble… supera todo lo imaginable sobre el tamaño de las serpientes”.
La Titanoboa supera el récord para la longitud de una serpiente en 3.35 metros (11 pies), sobrepasando a una criatura que vivió hace unos 40 millones de años en Egipto, precisó Head. Entre las serpientes actuales, la mayor registrada es una pitón de 9.14 metros (30 pies) de largo, que a su vez mide de 3.70 a 4.60 metros (12 a 15 pies) menos que la típica Titanoboas, dijo Jonathan Bloch, coautor del estudio.
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