Los animales como los leones, los cocodrilos y las serpientes prosperan en otras partes del planeta, pero el depredador terrestre más temible de la Antártida es un insecto rojizo. El continente es más conocido por sus pingüinos, focas y ballenas, pero todos estos dependen del mar para conseguir alimento, a diferencia de sus minúsculas criaturas terrestres y plantas, hasta ahora apenas afectadas por los humanos.
Los científicos están intensificando sus estudios de estas pequeñas criaturas en la Antártida en busca de posibles advertencias tempranas sobre cómo el cambio climático podría perturbar la vida del planeta en las próximas décadas.
"La Antártida es llamativamente diferente de otros continentes en lo referente a lo que se puede encontrar en la tierra", dijo Pete Convey, un biólogo de la Inspección Antártica Británica (BAS, por su sigla en inglés), mientras observaba una pila aparentemente estéril de piedras. "No hay mamíferos terrestres, no hay animales pastando como gacelas, no hay aves terrestres", declaró a Reuters cerca de la Base Británica Rothera. Una de las primeras rocas que recogió tenía un diminuto ácaro rojizo corriendo por su superficie.
Es el león del ecosistema, es el máximo depredador", dijo sobre el ácaro Rhagidia, de aproximadamente 1 milímetro de ancho. Los ácaros tienen ocho patas y están relacionados con las arañas. Y el mayor animal terrestre de todo el continente, que abarca una superficie mayor a la de Estados Unidos, es un pequeño mosquito no volador de aproximadamente 0,5 cm. de largo.
Esos minúsculos animales han encontrado formas de vivir todo el año en tierra y de cerrar sus cuerpos para sobrellevar el profundo frío invernal. La simplicidad del ecosistema significa que el impacto de los nuevos riesgos, como el cambio climático, puede ser evaluado más fácilmente.
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