Kári Stefánsson, uno de los pioneros en el diseño de test genéticos, no parece tener mucho interés en saber lo que esconden sus propios genes. "Me he hecho algunos análisis, pero tengo un riesgo medio de sufrir ciertas enfermedades comunes, como la mayoría de la población". Stefánsson, cofundador, y director general de deCODE Genetics, la compañía islandesa líder en el mundo en el descubrimiento de genes asociados a enfermedades concretas, acaba de estar en Madrid para debatir sobre esta cuestión.
Ha sido en el transcurso de una jornada celebrada por la Fundación Ramón Areces y la empresa editora de la revista "Nature", Nature Publishing Group, en la que se pretendía dar respuesta a cuestiones como éstas: ¿Qué haría usted si fuese posible secuenciar su genoma completo a un precio asequible? ¿Cuál es la utilidad real de las pruebas genéticas actuales? ¿Cuál es el balance riesgo/beneficio de estas pruebas?
Para Stefánsson, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta la naturaleza de su compañía, el conocimiento sólo tiene ventajas. "Si te mides el colesterol y está elevado, sabes que tienes mayor riesgo de sufrir un infarto. No te dice qué debes hacer", explica. "Tenemos que ser capaces de comunicar correctamente que los tests genéticos ofrecen únicamente un cálculo de probabilidades, una valoración del riesgo. Igual que internet ha cambiado la forma de hacer medicina y hoy la gente llega a la consulta más informada, la información genética nos va a permitir asumir mayores responsabilidades".
Las pruebas genéticas, viene a decir el neurólogo islandés, "nos dan una oportunidad de tener mayor control sobre nuestra salud". Con la información que se extraiga de nuestros genes, admite, habrá quien decida no hacer nada. O, por el contrario, quien tome medidas, como ha hecho uno de los padres del genoma, Craig Venter, que ha excluido las grasas de su dieta debido a su predisposición genética a sufrir un problema cardiaco.
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