Científicos italianos y británicos quieren exhumar el cuerpo del astrónomo del siglo XVI Galileo y someterlo a pruebas de ADN para determinar si sus graves problemas de vista podrían haber afectado a alguno de sus descubrimientos.
"Si supiéramos exactamente lo que estaba mal en sus ojos, podríamos usar modelos informáticos para recrear lo que vio en su telescopio", dijo Paolo Galluzzi, director del Museo de Historia y Ciencia de Florencia, la ciudad en la que Galileo está enterrado.
Se sabe que Galileo, que vivió entre 1564 y 1642, tuvo problemas esporádicos en los ojos durante la segunda parte de su vida y que en sus últimos dos años estaba totalmente ciego.
"Hubo períodos en los que veía muy bien y períodos en los que no veía muy bien", declaró el doctor Peter Watson, presidente de la Academia Oftalmológica Internacional y asesor del Hospital Universitario de Addenbrooke, en Cambridge.
Watson, que ha estudiado la escritura, cartas y retratos del astrónomo, sospecha que podría haber tenido miopía unilateral, uveítis - una inflamación de la capa media del ojo - o una enfermedad llamada glaucoma de ángulo cerrado.
Watson cree que Galileo no contrajo sus problemas oculares mirando al sol sino por una enfermedad sistémica, como un ataque que padeció cuando era joven y que le dejó temporalmente sordo y hemorragias y artritis tan graves que le mantenían postrado en cama durante semanas.
Sufrió estrés sobre todo cuando la Inquisición le juzgó por herejía, ya que la teoría de Copérnico que apoyaba entraba en conflicto con la Biblia.
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