Una hebra de un tamaño increíblemente pequeño se sumerge en un líquido que tiene una alta capacidad para evaporarse. Como consecuencia, la hebra forma estructuras helicoidales de una increíble belleza. "Como si un cabello humano, húmedo y liso, se transforma en rizos, pero a una escala 1000 veces menor", describe Joanna Aizenberg, del departamento de materiales de la Universidad de Harvard. Su equipo recoge el curioso hecho en la revista Science.
Las hebras forman intrincadas estructuras a una escala ínfima. Cosas como esta quizá parezcan simples curiosidades, pero en realidad todo lo que tiene que ver con la manipulación de lo diminuto -la nanotecnología- va a revolucionar el futuro.
Por ejemplo, las aplicaciones potenciales de estas microhebras permiten almacenar la energía elástica, o actuar como una memoria para guardar información en base a los patrones que estas hebras puedan formar. La forma en la que la luz atraviesa estas estructuras las confiere unas propiedades ópticas muy interesante para los futuros dispositivos fotónicos que manejan la luz para almacenar o procesar la información.
Estas hebras van a permitir la elaboración de pegamentos y adhesivos mucho más eficientes, de acuerdo con sus autores. Y al mismo tiempo, posibilitarán el manejo de sustancias y transporte y liberación de moléculas a escala de micrones. (Un micrón, o micrometro, es la millonésima parte de un metro).
Noticia completa en Ecodiario (España)