La elevación del nivel del mar es una de las consecuencias principales del calentamiento global, pero es mucho más difícil de modelar y predecir que la temperatura. Involucra a los océanos y su interacción con la atmósfera, las capas de hielo, las masas de agua presentes en tierra firme, e incluso el propio relieve de la Tierra, que modifica la forma de las cuencas oceánicas. Las mediciones de los mareógrafos muestran que los niveles del mar subieron como promedio 1,8 milímetros por año, durante la mayor parte del siglo XX.
Desde la década de 1990, varios satélites con sensores altimétricos han estado midiendo la altura de la superficie del océano, y esto ha mejorado considerablemente el conocimiento científico sobre la elevación del nivel del mar. Actualmente, tres satélites capacitados para esta labor de medición cubren el globo terráqueo entero una vez en cada periodo de entre 10 y 35 días, y pueden medir la altura de la superficie del mar con una precisión de 1 a 2 centímetros.
Estas observaciones muestran que desde comienzos de 1993, el nivel del mar ha estado subiendo a razón de 3,3 milímetros al año, casi el doble de la velocidad de los 50 años precedentes. "Podríamos estar en presencia de una fluctuación decadal, y que en el futuro cercano esta tasa disminuyera de nuevo", explica la investigadora Anny Cazenave, del Laboratorio de Estudios de Geofísica y Oceanografía Espaciales (LEGOS, por sus siglas en francés) en Toulouse. "Pero yo pienso que no. Desde hace años, la velocidad de ascenso no ha cambiado significativamente".
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