Las imágenes del 20 de julio de 1969 son inolvidables: Neil Armstrong pisó el polvoriento suelo lunar a las 22:56 (hora en Houston, EE.UU.) y 20 minutos más tarde lo hizo su colega Edwin Aldrin.
Han transcurrido 40 años desde este acontecimiento y, desde entonces Estados Unidos no ha vuelto a repetir la hazaña.
Si bien este país aún lidera la carrera espacial, hay otras naciones como China y Japón que intentan arrebatarle este sitial. Para evitarlo, la NASA y varias universidades estadounidenses, entre ellas Stanford y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, anunciaron, la semana anterior, el diseño de una nueva generación de robots, cuya misión será preparar el retorno del hombre a la Luna. Uno de ellos se denomina Athlete Hex-Leggeed y puede desplazarse por terrenos escarpados y transportar hasta 15 toneladas de un sitio a otro.
Está dotado de seis extremidades terminadas en ruedas, que tienen autonomía para moverse de manera independiente.
Mide 7,5 metros de ancho y sus piernas robóticas superan los seis metros de largo. Según la revista Scientific American, esta máquina puede trabajar en equipo para ejecutar tareas complejas. Uno de los principales obstáculos es el de las baterías. No pueden ser muy voluminosas ni pesadas y los robots tienen que ser capaces de recargarlas. Los científicos están pensando en emplear baterías de iones de litio que tienen una alta capacidad energética.
Antes de que este robot inicie su periplo, previsto para 2012, tiene que superar varias pruebas, primero en los laboratorios y luego en ambientes inhóspitos.
Este trabajo lo realiza el Centro Ames, situado en California, un organismo elegido por la Agencia Espacial de EE.UU.
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