Durante el famoso experimento, Pavlov utilizó perros a los que insertó quirúrgicamente (ver en la imagen de arriba a uno de los perros del investigador ruso) unos contenedores en la mandíbula inferior para recoger el resultado de la salivación, una variable clave en sus conclusiones.
La prueba era bastante simple. Los animales recibían un premio que el experto acompañaba con el sonido de una campana. Los perros eran llevados al laboratorio y una vez iniciada la prueba comenzaban a salivar pues esperaban comida. Pavlov deseaba demostrar que los perros salivarían si escuchaban el sonido de la campana sin el alimento, pues habían aprendido a asociarlo con la comida. Sus experimentos le dieron la razón.
Ahora, en un laboratorio moderno de tecnología neurológica, un equipo de científicos de la Universidad de Washington ha descubierto, precisamente, las neuronas involucradas en el condicionamiento pavloviano.
“Este tipo de condicionamiento es una forma fundamental de aprendizaje a lo largo de todo el reino animal y es un modelo de investigación muy usado para el estudio de la plasticidad cerebral o de cómo los circuitos neuronales pueden cambiar como resultado de la experiencia”, explicó la autora del experimento, Ilene Bernstein, para el servicio noticioso de ciencia EurekAlert.
En esta ocasión, los investigadores no utilizaron perros sino ratas.
Además, un nuevo método que sirve para observar neuronas una por una, que permitió que los expertos pudieran visualizar estas células cerebrales en acción, en el preciso momento en que el animal estaba siendo condicionado.
Las neuronas estudiadas se encuentran en la amígdala cerebral y los expertos observaron directamente las neuronas convergentes cuando se sospechaba que estaba ocurriendo un proceso de aprendizaje.
Para lograr la observación del aprendizaje, los investigadores utilizaron una técnica conocida como aversión condicionada al sabor. “La aversión al sabor ha evolucionado en muchas especies como una forma de proteger al animal para que evite contacto con alimentos tóxicos”, explicó la investigadora.
Noticia completa en El Caribe (República Dominicana)