Ingenieros norteamericanos están haciendo pruebas a gran escala de cómo afectaría un terremoto a construcciones históricas y casi centenarias que no fueron levantadas teniendo en cuenta los estándares actuales. Estas pruebas permitirán saber cuál será la mejor manera de modernizarlos para que aguanten el empuje de un seísmo.
El pasado mes de noviembre, más de cinco millones de personas participaron en el mayor simulacro de seísmo realizado jamás en los Estados Unidos. El simulacro reprodujo un terremoto de 7,8 grados de magnitud. Según explicaron entonces los expertos, un seísmo así se sentiría durante unos segundos en Los Ángeles y las áreas de alrededor y, como consecuencia, 300.000 edificios quedarían destrozados, incluyendo los rascacielos, además de producirse un colapso total en los grandes entramados de oficinas y edificios públicos. Muchos de los edificios destruidos serían los construidos en las primeras décadas del siglo XX, cuando las técnicas de ingeniería no contemplaban muchos de los aspectos que hoy en día sí se tienen en cuenta en caso de terremoto.
Ingenieros de la Universidad de California en San Diego han llevado a cabo una serie de simulaciones de terremotos con las que esperan, precisamente, hacer más seguros esos edificios históricos. Los ingenieros han testado estructuras similares a las usadas en los edificios californianos levantados en los años 20 del siglo pasado, con paredes rellenas de mampostería y reforzadas con estructuras de hormigón.
Con los datos obtenidos, se podrán desarrollar nuevas herramientas para evaluar seísmos, así como para modernizar este tipo de estructuras centenarias, que no fueron levantadas según los estándares actuales. Como parte del proyecto, los ingenieros han construido una estructura de tres pisos para reproducir diferentes tipos de seísmos.
“Buscaremos también métodos para modernizar y mejorar el comportamiento de estas estructuras. En realidad, algunas de ellas podrían no tener las paredes suficientes para resistir las cargas de un terremoto o ciertas paredes podrían no estar situadas en partes críticas del edifico. Por lo tanto, necesitamos medios fiables para mejorar su comportamiento”, comenta Benson Shing, que lidera este proyecto, en un comunicado.
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