Hace algún tiempo que los científicos manejan el término de células madre del cáncer. Se sospechaba (y en algunos casos se han llegado a identificar con precisión bajo el microscopio) que existe una pequeña proporción de las células del tumor que son responsables de iniciar el proceso maligno. Es decir, que si se trasplanta una única de esas células madre a otro organismo, ella sola es capaz de dar lugar a un nuevo cáncer. Sin embargo, un trabajo publicado en la portada de la revista
"Nature" esta semana pone en cuestión algunas de las cosas que se daban por seguras hasta ahora.
El estudio está firmado en primer lugar por la española Elsa Quintana, que trabaja desde 2005 en el laboratorio de Sean Morrison (director del ensayo) en las instalaciones del "Life Sciences Institute" de la Universidad de Michigan (en EEUU). En trabajos con ratones, el equipo de Quintana sugiere que la cantidad de células madre que contiene un tumor podría ser mucho mayor de lo que se había sostenido hasta ahora. Al menos así lo han demostrado en el melanoma, el cáncer de piel más agresivo.
La hipótesis de las células madre del cáncer ("cancer stem cells", según su denominación en inglés) ha ido ganando adeptos en las últimas décadas. Se han observado en tumores de mama, cerebro, páncreas y, sobre todo, en tumores sanguíneos, y se sospecha que son resistentes al tratamiento estándar con quimio y radioterapia. Por eso, aunque se calculaba que apenas representan una de cada millón de células tumorales, podrían sobrevivir a la terapia y favorecer las recaídas. En estos casos la estrategia terapéutica debía ir encaminada a indentificar estas células especiales tan poco frecuentes para poder atacarlas directamente.
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