Las corrientes oceánicas, las mareas y la diferencia de temperatura entre la superficie y el fondo del mar pueden explotarse para producir electricidad.
Esos proyectos se multiplican a nivel internacional, aunque por el momento las tecnologías son aún experimentales.
"Estamos en un estado que hay que invertir en la investigación, porque a largo plazo, el potencial es inmenso", subrayó Jean-Louis Bal, director de energías renovables de la Agencia francesa del Medio Ambiente y del Control de la Energía (ADEME).
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima en más de 90.000 teravatios por hora (TWh) la posible potencia del conjunto de las energías marinas en el mundo, cifra que contrasta con los 18.000 TWh de la producción mundial de electricidad.
Sin embargo, hay que diferenciar entre el "potencial natural" teórico de esas energías y su "potencial técnicamente explotable", subrayó Michel Paillard, un especialista francés en energías marinas, al recalcar que también hay que tener en cuenta los obstáculos socioeconómicos y medioambientales.
Pero las perspectivas siguen siendo "muy interesantes", subrayó al recordar que en Europa florecen actualmente decenas de proyectos.
Las olas permiten accionar turbinas generadoras de energía; a continuación, la electricidad que producen puede ser transportada por una red de cables submarinos hacia las costas.
Portugal experimenta actualmente un sistema británico que es como una especie de serpiente compuesta por tres tubos de 150 metros de longitud que recupera la energía de las marejadillas y que puede proporcionar electricidad a unos 2.000 hogares.
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