Después de 10 años, se ha vuelto a producir la mezcla de las aguas superficiales y profundas, a más de 1.000 metros, al norte del Océano Atlántico Norte durante el invierno de 2007 a 2008, según un estudio de la Institución Oceanográfica de Woods Hole en Estados Unidos que se publica en la revista digital Nature Geoscience.
Según los investigadores, este proceso, una parte esencial de la circulación del Océano Atlántico, no se había producido en una década y es un importante regulador tanto de la captación de dióxido de carbono que realizan los océanos y la transferencia de calor entre el océano y la atmósfera.
De momento, todo funciona bien
La carencia de estas mezclas de aguas profundas y superficiales en el Mar de Labrador, situado entre la región canadiense de Labrador y Groenlandia, se ha vinculado con el calentamiento climático y ha llevado a que los expertos se preocuparan ante posibles cambios futuros en la circulación oceánica.
Los científicos, dirigidos por Kjetil V"ge y Robert Pickart, utilizan datos de una red de medidas de boyas flotantes para detectar la mezcla de las aguas superficiales con las profundas. Los investigadores también evaluaron observaciones locales, reconstrucciones informáticas del clima en el pasado y datos de satélite para comprender los mecanismos que dirigen la convección profunda.
"Demasiado complejo, imprevisible"
Sus resultados mostraron que una combinación de temperaturas del aire en el hemisferio norte, los mecanismos de tormentas, el flujo de agua dulce hacia el Mar de Labrador y la distribución de hielos marinos flotantes enfrió la superficie oceánica, permitiendo a la convección mezclar las aguas superficiales y las más profundas.
Los autores concluyen que el sistema del Océano Atlántico Norte es demasiado complejo para permitir predicciones claras de episodios de mezcla profunda en el futuro.
Noticia publicada en ADN (España)