Un estudio del Instituto Francés para la Nutrición (IFN) dice que dormir poco influye indirectamente en el aumento del peso, ya que la falta de sueño disminuye la segregación de la hormona leptina, -limitadora del apetito-, y aumenta la de la grelina, -inductora de la sensación de hambre.
Así, las personas que no duermen bien sufren un aumento del apetito evaluado en un 24 por ciento, especialmente de alimentos ricos en grasa y azúcares.
La investigación destaca que, debido al estado de cansancio, estos pacientes disminuyen significativamente su nivel de actividad física, con lo que su gasto energético es casi nulo, y desequilibran su balanza activa ya que cuentan con más horas disponibles para comer.
Un 45 por ciento de las personas de entre 25 y 45 años asegura no dormir lo suficiente y un 17 por ciento acumula sueño crónico, según un estudio publicado el pasado marzo por el Instituto Nacional de Prevención y Educación para la Salud en Francia.
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