La investigación indica que los primeros humanos en Nueva Zelanda cazaron al pingüino Waitaha hasta su extinción para el año 1500, unos 250 años tras su arribo a las islas. Pero la desaparición del Waitaha permitió que otra especie prosperase: el pingüino de ojos amarillos, que ahora también enfrenta extinción, dijo Philip Seddon, de la Universidad de Otago y coautor del estudio.
El equipo realizaba pruebas de ADN de los huesos de pingüinos de ojos amarillos para detectar cambios genéticos asociados con la llegada de los humanos cuando encontró otros huesos que eran más viejos y tenían un ADN diferente.
Exámenes de los huesos más viejos "nos llevaron a una nueva especie de pingüinos que se extinguió apenas hace unos centenares de años", reportó el equipo en un artículo en la revista biológica Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.
Colonos polinesios llegaron a Nueva Zelanda alrededor de 1250 y se sabe que llevaron a la extinción a especies como el ave moa, un enorme pájaro sin alas.
Seddon dijo que las técnicas usadas en los huesos sacados de viejos fosos maoríes de basura revelaron un espacio entre la desaparición del Waitaha y la llegada de los pingüinos de ojos amarillos.
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