Investigadores italianos y británicos secuenciaron el genoma mitocondrial (mtADN) completo de este hombre prehistórico, también conocido como Oetzi por la región donde lo hallaron, y descubrieron que pertenece a un linaje genético que es muy raro o se ha extinguido.
Los expertos, de las universidades de Camerino (Italia) y Leeds (Inglaterra) integraron el mtADN completo más antiguo hasta la fecha de un Homo sapiens, y sus resultados rebaten las conclusiones de un estudio hecho en 1994 sobre una pequeña fracción del ADN mitocondrial de Oetzi, que sugería que aún podrían quedar en Europa parientes suyos.
“Los cambios surgen sólo gradualmente en el ADN mitocondrial cuando éste se transmite de generación a generación”, explicó el catedrático Martin Richards, de la Universidad de Leeds, y uno de los autores del estudio.
Esto se debe a que el mtADN, el material genético de las mitocondrias —organelos que generan energía para la célula— no se recombina: los cambios que haya podido experimentar se deben a mutaciones a lo largo de numerosas generaciones.
Esa circunstancia permite rastrear de forma efectiva los ancestros en la línea femenina el mtADN se hereda por vía materna) a través de miles de años, así como examinar las relaciones evolutivas en poblaciones humanas, añadió Richards.
Los científicos usaron nuevas tecnologías para secuenciar el ADN mitocondrial de Oetzi y compararlo con humanos actuales, un haplogrupo (grupos que comparten secuencia ancestral de ADN) actual.
El hombre de los hielos pertenecía a una rama del haplogrupo K1, común hoy día en Europa, pero casi todos los especímenes actuales de ese grupo de los que se tomaron muestras pertenecen a tres sublinajes concretos. El linaje de Oetzi era completamente distinto.
“Nuestro análisis confirma que Oetzi pertenecía a un linaje no identificado de K1 que no se ha visto hasta la fecha en poblaciones europeas modernas”, precisó Richards.
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