Un estudio del cerebro de jóvenes y adolescentes de sexo femenino encontró diferencias significativas en la forma en que las delgadas y las excedidas de peso respondían a una malteada de chocolate, en comparación con una bebida insípida.
Mediante un escáner que mide la cantidad de actividad en el “centro de placer” del cerebro, y una prueba para determinar la conformación genética de un individuo, los científicos pueden incluso predecir cuáles de las mujeres engordarán durante el año posterior al examen.
Los hallazgos apoyan trabajos previos que sugieren que un factor clave para determinar si alguien se mantendrá obeso o esbelto es la dopamina, neurotransmisor liberado en el centro de placer del cerebro cuando alguien come un alimento sabroso.
“Si bien hallazgos recientes sugieren que los individuos obesos experimentan menos placer al comer, y por tanto comen más para compensar, ésta es la primera prueba prospectiva de esta relación”, señaló Eric Stice, de la Universidad de Oregon en Eugene, Estados Unidos.
La prueba genética usada por los científicos “contó” los receptores de dopamina en el centro de placer del cerebro. Las mujeres cuyos genes dictaminan tener menos receptores parecían comer más para disparar la misma respuesta placentera que las que nacieron con más receptores.
Los científicos dieron seguimiento a las mujeres durante un año, y descubrieron que las dotadas con menos receptores tenían más probabilidades de engordar, indicó el doctor Stice. “Es posible que las personas obesas tengan menos receptores de dopamina, así que comen más para compensar este déficit de recompensa. Necesitan más de una sustancia satisfactoria, como la comida o las drogas, para experimentar el nivel de placer de otras.”
Noticia completa en La Jornada (México)