Investigadores del Instituto Pasteur en París (Francia) han identificado una proteína que permite al oído interno distorsionar los sonidos y que contiene dos tipos de células sensoriales, las células pilosas internas y las externas. Los resultados del estudio se publican en la revista Nature.
Los científicos, dirigidos por Elisabeth Verpy, utilizaron un modelo experimental modificado genéticamente para observar la cóclea, que contiene dos tipos de células sensoriales para detectar los sonidos. Los investigadores mostraron cómo una proteína llamada estereocilina, no los canales iónicos, mantenía intactas las células sensoriales y permitía al oído interno distinguir adecuadamente los sonidos.
Cuando las ondas sonoras se distorsionan, un tono puede enmascarar otro, ayudando a hacer el discurso hablado más ininteligible, o los tonos se pueden combinar para producir nuevos sonidos.
Las llamadas emisiones otoacústicas forman la base de las pruebas clínicas utilizadas para evaluar los defectos de audición en los niños recién nacidos.
Noticia publicada en AZ Prensa (España)