Utilizando rocas del volcán Etna en Sicilia, los investigadores descubrieron que un pequeño simulador a escala de la actividad volcánica puede reflejar los eventos reales, con fallas de 50 milímetros en el laboratorio que se corresponderían con discontinuidades de 200 metros en la realidad.
Los volcanes activos producen un mezcla de señales sísmicas o pequeños terremotos que pueden indicar la proximidad de una erupción, aunque la interpretación de su significado es notoriamente difícil.
Por esta razón, la capacidad de analizar estas señales en condiciones de laboratorio y entender cómo son causadas por el agua, el vapor, el gas o el magma en las grietas terrestres es un importante paso adelante.
Philip Benson de la University College London y sus colegas publicaron sus hallazgos el jueves en la revista Science.
Reprodujeron las condiciones dentro del volcán haciendo pasar agua por cilindros perforados de basalto, a la presión que se encuentra a una profundidad de 2,5 kilómetros para después soltarla de forma repentina.
"Podemos pronosticar de mejor forma y los diferentes ciclos de erupción con más exactitud mientras entendemos más sobre los mecanismos físicos que se producen", dijo Benson a Reuters.
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