El consumo mundial de drogas inyectables, especialmente en los países del este de Europa y el sudeste asiático, amenaza con disparar la epidemia de sida, que afecta ya a más de 33 millones de personas. La situación preocupa hasta el punto de que las principales autoridades sanitarias del mundo han lanzado la voz de alerta para que la comunidad internacional tome cartas en el asunto. Primero lo hicieron la agencia de Naciones Unidas para la lucha contra el sida (ONUSIDA) y la Organización Mundial de la Salud en la última conferencia internacional sobre la enfermedad celebrada en México el pasado mes de agosto. Ahora, un grupo de especialistas de reconocida trayectoria ha puesto cifras exactas a este temor en un artículo que ayer publicaba la reconocida revista médica "Lancet".
Los científicos calculan que casi 16 millones de personas (en concreto 15,9) consumen drogas inyectables. De ellas, están infectados por el virus del sida unos tres millones, casi el 19%, o lo que es lo mismo uno de cada cinco. El problema no es tanto cuántos sean, que son muchos, sino la tendencia al alza que se está viendo. Si se excluye la región del África subsahariana, donde vive el 90% de la población afectada, los consumidores de sustancias tóxicas representan uno de cada tres nuevos casos de VIH y en algunas zonas, como Rusia, son dos. Los toxicómanos, además, está demostrado, suelen ser más propensos a mantener conductas de riesgo, como sexo sin protección.
Las áreas donde el virus del sida se expande mediante el uso compartido de jeringuillas contaminadas se enfrentan, 20 años después, a una epidemia como la que se tuvo que afrontar en la década de los ochenta en Italia y España, cuyo plan de actuación se ha convertido en modelo. Poner freno a esta situación no será tarea fácil. Lo dificulta el hecho de que el reto se plantee ahora en países donde los derechos humanos se ponen en entredicho de manera constante y donde la drogadicción tampoco se ha llegado a entender como una enfermedad, dos pilares básicos para la puesta en marcha de programas de reducción de daños, como la distribución de material de inyección y preservativos.
Noticia publicada en Hoy (España)