En un futuro no muy lejano, los soldados podrán manejar máquinas de ataque con su mente, usar fármacos para debilitar al enemigo o hacer imposible que sus prisioneros mientan en los interrogatorios. Éstas son sólo tres de las muchas predicciones que menciona el informe Neurociencia Cognitiva Emergente y Tecnologías Relacionadas, elaborado por la Academia Nacional de Ciencias de EEUU para el Departamento de Defensa del país norteamericano.
El estudio recoge el estado de las investigaciones sobre el cerebro, sus cambios físicos o la relación de éstos con los estados psicológicos que determinan la conducta humana. También dibuja su posible evolución en los próximos 20 años. Por último, y esto lo que más interesa a los militares, mide el impacto de la neurociencia en la seguridad.
El trabajo, de 115 páginas, se centra en los tres ámbitos más prometedores y de mayor implicación militar: interfaz cerebro-máquina, fármacos cerebrales y neuroimagen funcional.
100.000 millones de neuronas
En los últimos 15 años se ha producido una gran convergencia entre el estudio del cerebro y su relación con la conducta, por un lado, y la informática y las tecnologías de la información, por otro. De hecho, como se dice en el informe, sin la moderna tecnología (potentes ordenadores, programas de simulación y redes) el estudio de un órgano que contiene 100.000 millones de neuronas -capaces, cada una de ellas, de establecer 50.000 conexiones o sinapsis-, sería imposible.
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