Los resultados de la investigación revelan que la descomposición de un compuesto fosforoso denominado metilfosfonato puede ser responsable de una abundancia inesperada de metano en las aguas superficiales de los océanos, ricas en oxígeno.
El oceanógrafo David Karl, de la Universidad de Hawai, y el microbiólogo Edward DeLong, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, autores del estudio, están trabajando para averiguar cómo y cuándo los microbios activan e inactivan sus genes de producción de metano en respuesta a precursores del metano como el metilfosfonato.
Esta vía de formación del metano recientemente reconocida necesita ser incorporada en el conocimiento sobre el Cambio Climático Global que manejan los científicos para hacer predicciones sobre la evolución futura de éste y sus efectos en los ecosistemas del planeta.
El metano es un gas de efecto invernadero más potente que el dióxido de carbono. Aunque el volumen de metano en la atmósfera es menor que el del dióxido de carbono, el metano es mucho más eficiente para atrapar la radiación infrarroja que hace habitable a nuestro planeta.
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