Un análisis genético basta para conocer la procedencia geográfica de un individuo. Una investigación de la Universidad de California (EE.UU.), publicada en la revista «Nature», lo confirma tras analizar el ADN de 3.000 europeos de una veintena de países. Pese a los diferentes idiomas, la inmigración y las parejas de diferentes países, las diferencias genéticas entre europeos están fundamentalmente relacionadas con el lugar donde nacieron, cuentan los investigadores estadounidenses en la revista científica «Nature».
Los investigadores aseguran que serían capaces de averiguar el lugar de nacimiento de un europeo con un margen de error de unos pocos cientos de kilómetros, a pesar de que existe una diferencia genética muy pequeña entre los ciudadanos de Europa. Con estudiar las pequeñas mutaciones genéticas se podría distinguir un finlandés de un danés o un alemán de un británico.
Un mapa sorprendente
Los genomas de los españoles y los portugueses se agruparon al sureste de los genomas franceses, en tanto que los italianos resaltaron sobre el sureste de Suiza. Esos puntos cardinales son artificiales, pero la relación espacial entre los distintos genomas no es irreal. En general, cuánto más próximas viven dos personas, más similar es su genoma. Lo mismo parece ocurrir con los animales.
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