Echar la cabeza para atrás, agitar los brazos en el aire, sacar el pecho y mostrar una enorme sonrisa. La coreografía triunfal que ejecutan los atletas olímpicos ganadores no son sólo imitaciones de quienes han obtenido una medalla de oro.
Un estudio dado a conocer la semana pasada indica que al parecer dichas muestras de orgullo tienen una base biológica que compartimos con los gorilas de montaña y los monos.
Con el objeto de entender emociones como el orgullo y la vergüenza, científicos estudiaron las competencias de judo de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2004 y compararon el comportamiento de los jugadores de judo ganadores y el de los perdedores.
Los investigadores encontraron que las muestras de victoria eran las mismas en todas las culturas e incluso entre los atletas que nacieron ciegos y que no pudieron haber aprendido dicho comportamiento viendo celebrar a sus compañeros.
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