Desde la antigüedad, al ser humano le han fascinado las migraciones de los pájaros. Eran una señal del cambio de estación y una manifestación de los misterios de la naturaleza.
Ahora los científicos están empezando a desentrañarlos al dar con las claves que permiten a ciertas aves recorrer enormes distancias y al explicar las rutas aparentemente extrañas que eligen. La clave está en el viento, según un estudio que publica la revista científica de referencia PLoSONE.
El artículo es obra de investigadores españoles, adscritos a la Universidad de Extremadura, al Real Jardín Botánico-CSIC y a la Universitat de Barcelona, que han conseguido una demostración matemática de cómo el viento condiciona las grandes rutas migratorias de las aves en su trazado y calendario. Los pájaros usan unas llamadas "autopistas de viento" con entrada y salida e, incluso, periodo de funcionamiento.
Las autopistas de viento son objeto reciente de investigación. En 2004, un equipo de investigadores españoles fue portada de la revista Science al demostrar que el viento determina la distribución geográfica de especies. Lo hicieron estudiando 1.800 especies de musgos, líquenes y helechos presentes en 27 localidades del Hemisferio Sur y comprobando que lugares alejados 8.000 kilómetros tenían más organismos comunes que otros prácticamente vecinos.
El patrón de distribución venía marcado por lo que llamaron "autopistas de viento", rutas de corrientes de aire que enlazan lugares distantes y aíslan a otros y determinan el extraño reparto de especies entre ellos. En aquel estudio de "Science" se demostró que las esporas y fragmentos de plantas viajaban miles de kilómetros a lomos del viento por el sur del planeta.
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