El encuentro amoroso influye positivamente en el estado de ánimo. No sólo tiene que ver con un contacto sexual específico, sino también con un gesto de amor. Agarrarse de la mano, mirarse, dormir con la pareja genera alegría. “El sexo es un elemento fundamental porque cuando tenemos relaciones sexuales, no solamente con penetración, hablamos también de la "transa", del "chape"; en el cuerpo se generan endorfinas que son sustancias muy parecidas a las que brindan placer a través de algún tipo de estupefacientes”, comentó el licenciado en Psicología y sexólogo Norberto Litvinoff.
Es así que no están equivocados los románticos que comparan al amor con alguna droga, pero lo que hay que tener en cuenta es que una cosa es adquirir placer por drogas externas que llevan a la adicción y otra es obtenerla a través del contacto con la persona amada.
El especialista habló en Tiempos de Radio, que se emite por radio La Red, días atrás. Allí explicó que el cambio en el comportamiento de una persona que libera endorfinas con regularidad es evidente, ya que el bienestar, la alegría y la relajación se traducen en el buen trato hacia los demás.
“El jefe que está en la oficina y después de no tener relaciones sexuales con su esposa durante una semana está de mal humor y maltrata a los empleados, pero al lunes siguiente, cuando durante el fin de semana pudo encontrar sus momentos de placer, está con una sonrisa de oreja a oreja”, ejemplificó el licenciado durante la entrevista.
Comentó además que esta actitud se ve mucho en el personal docente, lo que permite distinguir los “mal atendidos” de los “bien atendidos”. Si bien la sociedad se empeña en marcar las diferencias entre hombres y mujeres, Litvinoff destacó que la influencia del sexo en el comportamiento se da en ambos géneros.
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