Los investigadores observaron durante dos meses la falla de San Andrés en Parkfield (California) y detectaron a 1 km de profundidad cambios en la velocidad de las ondas sísmicas entre diez y dos horas antes de dos terremotos pequeños.
“Detectar cambios de tensión antes de un sismo siempre ha sido el Santo Grial de los estudios sísmicos, es lo que ha motivado nuestras investigaciones” , recalcó en un comunicado uno de los autores del artículo, Paul Silver, del Instituto Carnegie.
Las mediciones del equipo dirigido por Fenglin Niu, de la Universidad Rice (Texas) , han demostrado que “la velocidad de las ondas sísmicas varía con el nivel de tensión, por el efecto que ejerce esta misma en la apertura y el cierre de las fisuras” , según Paul Silver.
“Las medidas de los cambios en la velocidad de las ondas deberían por lo tanto, en principio, constituir un +patrón de tensión+ que puede dar indicaciones sobre la inminencia de un temblor de tierra” , añadió.
Los sismólogos llevan tiempo intentando seguir las variaciones de la rapidez de las ondas, pero no ha sido posible hasta la aparición de la tecnología de última generación, que permite efectuar medidas fiables y precisas.
“El hecho de utilizar las ondas sísmicas nos permite medir los cambios profundos en la corteza, en el mismísimo nivel donde se producen los sismos, lo cual sería más difícil de observar con instrumentos tradicionales en la superficie” , se felicita en el comunicado Fenglin Niu.
“Estamos animados por estas señales presísmicas y prevemos nuevos experimentos (...) para comprender mejor cómo se presentan y cuál es su fundamento físico” , añade.
Noticia publicada en ABC (Paraguay)