En el marco de un proyecto de investigación que se encuentra realizando el licenciado Daniel Pérez para la Fundación Vida Silvestre, y que tiene por objeto analizar los riesgos de colisiones con ballenas en la navegación, en un mes podría comenzar las pruebas de un sistema que experimenta con sonidos.
“Se trata de una alarma sonora que se emite por un parlante subacuático que está demostrado que la especie de ballena franca austral del norte las hace subir a superficie”, dijo Pérez en relación al artefacto con el que se comenzará el experimento en la Bahía Nueva, que comprende el espacio geográfico desde el Ecocentro hasta Punta Arco, como zona de referencia.
Por otra parte el especialista resaltó que las ballenas no reaccionan a los barcos, pero sí a este sistema y si bien la especie de Ballena que llega al Golfo Nuevo es la Franca Austral, se estima que los resultados podrían ser positivos para pensar en un sistema de prevención de colisiones, porque permitiría alejarlas unos metros de los muelles.
A ese respecto Pérez resaltó que “las ballenas acá están casi todo el tiempo en superficie, pero también bucean y eso es lo que pudo ocurrirle al barco de la Armada -el Heroína que hace una semana atrás embistió a un cetáceo en el muelle Piedrabuena- porque el otro destructor salió primero en el mismo área”, por lo que interpreta que “o el animal estaba abajo durante toda la maniobra del primero -barco- o tal cual dicen ellos viene cuando el barco arranca”, dijo.
El licenciado Pérez lleva varios años estudiando a las ballenas en el Golfo e incluso hizo una presentación en la reciente reunión de la Comisión Ballenera Internacional, y comentó que el incidente ocurrido en las costas de Puerto Madryn no tiene precedente registrado.
Para el investigador el hecho fue accidental, porque “una negligencia es aquello que se puede predecir y en este caso siempre se creyó que las ballenas median el riesgo y en este caso hubo actividad” del cetáceo, además de no registrarse hasta ahora un incidente en maniobra según los datos existentes, puesto que en los casos conocidos los barcos iban a velocidad de crucero.
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