Después de 36 años de múltiples esfuerzos en los que se habían agotado todas las posibilidades y cuando ya se pensó que era imposible que la tortuga conocida como “Solitario Jorge”, por ser el último individuo sobreviviente de la especie de tortugas gigantes (Geochelone abigdoni) de la isla Pinta lograra procrear, al amanecer de hoy los guardaparques responsables del Centro del Centro de Reproducción y Crianza en Cautiverio “Fausto Llerena”, encontraron un nido puesto la noche anterior por una de las dos hembras provenientes de Volcán Wolf y que comparten el corral con él desde 1993.
Después de 36 años de múltiples esfuerzos en los que se habían agotado todas las posibilidades y cuando ya se pensó que era imposible que la tortuga conocida como “Solitario Jorge”, por ser el último individuo sobreviviente de la especie de tortugas gigantes (Geochelone abigdoni) de la isla Pinta lograra procrear, al amanecer de hoy los guardaparques responsables del Centro del Centro de Reproducción y Crianza en Cautiverio “Fausto Llerena”, encontraron un nido puesto la noche anterior por una de las dos hembras provenientes de Volcán Wolf y que comparten el corral con él desde 1993.
En 1972, Jorge fue encontrado en la isla Pinta mientras se realizaba cacería de cabras ferales y trasladado hasta el Centro de Reproducción y Crianza en Cautiverio de Tortugas Gigantes “Fausto Llerena” del Parque Nacional Galápagos. La esperanza, en ese entonces, fue reproducirlo y repoblar la isla con tortugas de su especie. Sin embargo, dicha tarea no fue tan fácil, pues a pesar que desde su llegada compartió su corral con hembras de diferentes especies, jamás mostró interés alguno en reproducirse.
Posteriormente y luego de varios estudios liderados por la Fundación Charles Darwin, en 1993 fueron puestas en su corral dos hembras de la especie Geochelone becki, originarias del Volcán Wolf, esto debido a que eran similares fenotípicamente (la forma de su carapacho). Durante todos estos años de convivencia, el Solitario Jorge no reveló ninguna evidencia de comportamiento reproductivo y más bien se portó agresivo con sus compañeras. Sin embargo, en los últimos meses, los guardaparques encargados del Centro de Reproducción y Crianza, notaron un comportamiento diferente en el animal.
“Antes, Jorge agredía a sus compañeras y era muy territorialista, por lo que incluso se tenía que colocar su alimento independiente del de las hembras, pero ahora las acepta y comparte con ellas” dijo Fausto Llerena, guardaparque que cuida al Galápago desde su llegada al Centro.
Pero las cosas no concluyeron ahí sino que desde hace dos semanas los guardaparques notaron que la hembra identificada con el número 107, empezó a raspar con la intención de anidar en los sitios preparados con tierra dentro del corral.
Finalmente, esta mañana mientras los guardaparques hacían su recorrido de rutina revisando los corrales se encontraron con la sorpresa que había un nido construido la noche anterior
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