Un grupo de científicos británicos ha localizado una zona del cerebro que no se activa en las personas con desorden obsesivo-compulsivo (DOC) y en aquellas con riesgo de desarrollar la condición, un dato que podría permitir a los investigadores diagnosticar el desorden mucho antes y evaluar mejor cómo están funcionando las terapias farmacológicas.
"El hallazgo principal es que en las personas con desorden obsesivo compulsivo y sus parientes sin afectar (por la enfermedad), parte de la corteza orbitofrontal no se activa como debería", explicó el director del estudio, Samuel Chamberlain.
El estudio, publicado en la revista "Science", incluyó a 14 personas con DOC y 12 parientes cercanos sin el desorden a los que se les pidió que completaran una tarea y que fueran flexibles a la hora de tomar decisiones, principales funciones que las personas con el desorden tienen dificultad para llevar a cabo.
Una serie de controles cerebrales midieron la actividad en la corteza orbitofrontal durante las pruebas y revelaron que esta región, involucrada en la toma de decisiones y la conducta, no se activaba completamente ni en las personas con el desorden ni entre sus familiares, mientras la actividad cerebral era normal en los voluntarios sin la condición.
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