No obstante, los científicos han dado con la clave y han propuesto fabricar los espejos en la propia Luna utilizando para ello polvo lunar. De esta forma, se ahorrarían grandes cantidades no sólo de dinero, sino también de esfuerzos en cuanto al transporte de materiales y personal.
"Podríamos fabricar grandes telescopios en la Luna de forma relativamente fácil y ahorrarnos el gran coste de su traslado desde la Tierra". Así lo explicó Peter Chen, miembro de la NASA, en la presentación de esta técnica durante un encuentro de la American Astronomical Society en St.Louis el pasado miércoles.
Tras años de trabajo para conseguir desarrollar una estrategia que les permita contar en la Luna con enormes espejos, Chen llegó a la conclusión de que "la mayoría de los materiales están allí en forma de polvo, por lo que no hay que llevar un gran equipo de gente y permite ahorrar gran cantidad de dinero".
Así, para llegar a este logro, probaron el experimento de sustituir los nanotubos de carbono (las diminutas estructuras hechas puramente de carbono) por compuestos de fibra de carbono. De esta forma, al mezclar pequeñas cantidades de nanotubos de carbono con la denominada "resina epoxi" y restos de rocas de la misma composición que una gran cantidad de polvo lunar, descubrieron que el resultado de la mezcla era un material tan fuerte y consistente que podría utilizarse para la construcción de espejos.
El siguiente paso fue la fabricación de un pequeño espejo, de unos 30 centímetros y con la forma de un espejo de telescopio, como prueba para poder llevar esta técnica a la Luna y allí construir los espejos necesarios en grandes dimensiones, de unos 50 metros de diámetro.
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