El punto de color ámbar en el interruptor de la entrada a la casa de George Tsapoitis ofrece un anticipo de lo que será el suministro eléctrico en el futuro.
Algunas veces durante el verano, cuando millones de acondicionadores de aire abrumen la red de suministro eléctrico de la región de Toronto, esa lucecita comenzará a titilar. Le pedirá a Tsapoitis que apague el aparato, a menos que ya haya programado su casa para que lo haga automáticamente.
Este es el comienzo de una nueva era en el manejo de la electricidad, y probablemente el cambio más importante en la forma en que recibimos la energía eléctrica desde que el planeta comenzó a ser surcado por cables hace un siglo.
Las redes que hacen llegar la electricidad desde las plantas generadoras hasta los hogares son obra de un genio, pero tal vez no sean tan prácticas. El consumidor puede mover una perilla o enchufar algún aparato y recibirá toda la electricidad que quiera, o que pueda pagar.
Esto no puede seguir así en este mundo moderno, en que urge proteger los recursos naturales y todo cuesta caro. Por ello, las empresas generadoras de energía están modernizando la red de suministro.
Esa red dejará de ser un abastecedor pasivo de energía. Las compañías generadoras podrán decirnos cuándo y cómo consumir electricidad, como en la casa de Tsapoitis. Y seguramente nuestras computadoras y otros aparatos automatizados serán los que tomen las decisiones.
Si las cosas se hacen bien, una red de suministro más eficiente le ahorrará dinero al consumidor porque reducirá la necesidad de nuevas plantas generadoras. Pero si el consumidor no responde a las sugerencias sobre cómo conservar energía, su factura mensual subirá.
En el futuro, los aparatos electrónicos de la cocina mantendrán una comunicación silenciosa con la fuente de electricidad. La refrigeradora subirá la temperatura un grado un día, y en otro, la lavadora de platos comenzará a funcionar un poco más tarde.
La nueva tecnología orientada a ahorrar electricidad por ahora se ha usado sólo a título experimental. Pero nadie duda de que será pronto una realidad. La firma Xcel Energy Inc., por ejemplo, planea invertir 100 millones de dólares en un proyecto para hacer llegar electricidad a 100.000 viviendas en Boulder, Colorado.
En el poblado rural de Milton, los Tsapoitis y otras 200 familias participan en un experimento sobre el uso de las nuevas tecnologías, que muestra lo que ya se puede hacer y cuáles son las necesidades más inmediatas.
Tsapoitis emplea su computadora para visitar un portal de control que rige el consumo de electricidad en su casa. Selecciona la temperatura que quiere y decide en qué momento del día hay que encender o apagar una luz. Puede fijar distintos parámetros, dependiendo de la época del año. Sabe, por ejemplo, que no será necesaria tanta luz en el verano y que en esa época es previsible que no haya gente en la casa los fines de semana.
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