Hasta los seis meses, los bebés comunican todas sus emociones por medio del llanto. Pero no todas las formas de llorar son iguales; pueden reflejar alegría, sorpresa, enfado, miedo, asco o tristeza. Estas conclusiones han quedado plasmadas en «Comunicación gestual y prosódica del bebé», un estudio desarrollado por psicólogos de las universidades de Valencia y Murcia en colaboración con la UNED y el Instituto del Bebé Nuk. Según la investigación, que ha analizado el comportamiento de 43 neonatos, sería posible conocer el motivo del llanto observando las expresiones faciales y bucales del niño.
Como apoyo para los padres, los expertos planean elaborar una guía —aún sin publicar— con información detallada sobre el significado de cada gesto del bebé, independientemente de su sexo o rasgos personales. Una identificación eficaz del llanto supondría, a largo plazo, una valiosa herramienta para detectar prematuramente las patologías que sufren nuestros hijos.
No obstante, cuando el niño cumple seis meses la situación da un giro radical. «A partir de esa edad, fruto de la experiencia y la educación, —advierte Enrique García, catedrático de Psicología de la UNED— los críos comienzan a utilizar el lloro para conseguir lo que quieren. Éste se ha de atender lo estrictamente necesario» para no entorpecer la maduración emocional del bebé.
Noticia publicada en ABC (Sevilla / España)