La detección de explosivos diseminados y enterrados en el suelo acaba de dar un nuevo paso con la autorización del Gobierno serbio a una empresa biotecnológica danesa para que siempre plantas de tabaco modificadas genéticamente al objeto de detectar la presencia de bombas en sus proximidades, según la firma Aresa.
La compañía, nacida en el Instituto de Biología Molecular en la Universidad de Copenhague, investiga diversos biosensores para la detección de sustancias en el suelo, y esta característica, asociada a algunas plantas como el tabaco y la Arabidopsis thaliana, modificadas genéticamente, puede ayudar a alertar sobre la presencia de minas antipersona que aún no han explotado en países que han sufrido guerras.
La tecnología RedDetect, patentada por Aresa, hace que el color verde de la planta cambie a rojo en presencia del dióxido de nitrógeno, componente de la mayoría de los explosivos. La introducción del gen CHS, sensible a los explosivos, produce la mutación tt4, que provoca la pigmentación roja. Las plantas también están modificadas para no crecer e invadir las zonas donde se siembren. Ensayos en zonas subtropicales y otros que se llevarán a cabo permitirán avanzar en este proyecto apoyado por la Comisión Europea desde su Instituto para la Salud.
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