El trabajo, cofinanciado por la UE, se ha publicado en la revista PLoS Genetics.
Los métodos convencionales de análisis del genoma solían centrarse en una parte del genoma humano, como el cromosoma Y, que se transmite de padre a hijo. Otras técnicas se basaban en un modelo excesivamente simplificado de la herencia genética que pasaba por alto la estructura cromosómica.
En este estudio reciente, científicos de Irlanda, Estados Unidos y Reino Unido analizaron 2.540 marcadores genéticos del ADN de casi mil personas de todo el mundo cuyo material había sido recopilado por el Proyecto de Diversidad del Genoma Humano.
Los resultados han deparado varias sorpresas. Por ejemplo, se descubrió que los Yakut, originarios del norte de Siberia, habían recibido una aportación genética considerable de las gentes de las Islas Órcadas, en aguas de Escocia. También se encontraron genes procedentes de las Órcadas en otras poblaciones del Asia oriental, en concreto entre los Han del norte de China y los Hezhen, otra población originaria del noreste de Asia. Con estos datos, los científicos deducen que debió existir un período de traspaso de genes desde el norte de Europa hacia el Asia oriental.
Este estudio esclareció también el proceso de población del continente americano, ya que sus resultados indican que las poblaciones nativas de América del Norte y del Sur tienen orígenes distintos. Para explicarlo, los investigadores proponen la hipótesis de que se produjeran múltiples olas migratorias. Según esta hipótesis, los primeros pobladores del noreste de Asia habrían cruzado también el Estrecho de Bering y llegado hasta Sudamérica. Esta población habría sido sustituida posteriormente por pobladores más próximos a los asiáticos orientales contemporáneos, que también lograron cruzar el Estrecho de Bering. Los nativos de Norteamérica guardan lazos ancestrales con ellos.
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