Hacer hablar a las piedras no es sencillo, pero los paleontólogos, con pacientes interrogatorios, acaban por sacarles historias interesantes. Algunas, sin embargo, se resisten y necesitan que otros testigos se vayan de la lengua para venirse abajo y desvelar sus secretos.
Algo así ha sucedido con varios restos de Homo sapiens encontrados cerca del lago Eyasi (Tanzania). Allí, el etnólogo alemán Kohl Larsen había descubierto a principios del siglo XX los restos de tres cráneos de homínidos del pleistoceno medio. Entonces, la imposibilidad de situarlos con precisión en el tiempo dejó estos vestigios fuera de las discusiones sobre la aparición del Homo sapiens.
En los últimos años, nuevos hallazgos en la misma zona han comenzado a dar sentido a los fósiles anteriores. Ahora, un grupo internacional de científicos, dirigido por el profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid Manuel Domínguez y en el que también participan científicos de la Universidad de Valladolid y la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel, ha encontrado un nuevo fósil que será importante para conocer cómo fueron los primeros pasos de los Homo sapiens. “Uno de los aspectos más interesantes del estudio es que se ha conseguido datar muy bien los restos y todos estos fósiles pueden entrar así en el debate sobre el origen de Homo sapiens”, explica Luis Luque, investigador de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel y coautor del estudio.
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