Como reacción a la muerte masiva de ranas y salamandras en todo el mundo a causa de un hongo que se les pega a la piel y los asfixia, científicos nacionales proponen como medida de emergencia local la creación de un laboratorio especial para cultivar estos animales fuera de su hábitat natural.
La idea es vanguardista y a la vez arriesgada. Sin embargo, no es nueva, pues forma parte de una iniciativa mundial denominada Arca de Anfibios que pretende asegurar la supervivencia de más de 1.000 especies de estos animales.
“El cultivo ex situ de anfibios es la única salida que tenemos ante su declive sin precedentes. Quizá no estamos tan bien preparados como deberíamos, pero es urgente actuar”, dijo a La Nación Andrew Cunnigham, patólogo veterinario del Instituto de la Sociedad Zoológica de Londres, Inglaterra.
“Las enfermedades no respetan áreas protegidas y los anfibios mueren dentro y fuera de los parques nacionales. Por eso hay que cambiar la estrategia de conservación de anfibios. Si esperamos más, puede ser demasiado tarde. La de los anfibios puede ser la extinción masiva más grande después de los dinosaurios”, añadió ayer el británico en una conferencia en la Universidad Nacional (UNA).
Según Federico Bolaños, científico de la Universidad de Costa Rica (UCR), en el país hay registradas 188 especies de anfibios. De estas, hay tres que se consideran extintas –como la rana dorada– y 22 más que corren peligro crítico de desaparecer. Además, hay 15 especies muy vulnerables.
Noticia copmpleta en La Nación (Costa Rica)