Una investigación desarrollada en la UNAM, sobre el uso de la plata en el tratamiento de aguas residuales, ha abierto grandes expectativas para el uso del vital líquido.
La especialista del Instituto de Ingeniería (II) de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Blanca Jiménez, ha coordinado la investigación sobre la plata en el uso para el tratamiento del agua residual, proceso que está en vías de patentarse para lanzarlo al mercado.
En un proyecto conjunto, la Universidad Nacional e Industrias Peñoles, realizaron una investigación en 2004, primera en su tipo, sobre la efectividad de este metal para purificar el vital líquido, donde también participaron especialistas de la Facultad de Química.
No obstante ser uno de los más importantes elementos que se extraen en México, para este propósito presenta problemas significativos debido a que su precio es altamente fluctuante en el mercado. Por ello, los productores nacionales están en la búsqueda de nuevas aplicaciones, explicó Jiménez.
Este mineral tiene un importante poder desinfectante conocido desde la época de los romanos, recordó, cuando inició la costumbre de regalarle a los bebés una cuchara de plata a manera de chupón, pues al absorberla liberaba iones que los protegían de enfermedades.
También es empleada en las naves espaciales para recircular el agua, porque no tiene subproductos nocivos, como ocurre en el caso del cloro, que purifica el líquido pero libera elementos cancerígenos, advirtió.
La investigación se abocó al estudio de la aplicación argentaria en el agua residual, antes y después del tratamiento, así como en lodos, pero no en líquido potable ni en uso emergente, detalló Blanca Jiménez, quien cuenta con la maestría, doctorado y posdoctorado del Institut Nacional des Sciences Apliquèes de Toulouse, Francia.
En los experimentos, se verificó cómo emplearla de manera aislada o compuesta, y se encontró un agente que resulta altamente efectivo, pues rompe el caparazón del helminto -gusano que causa la mayor contaminación del agua-, e introduce los iones del metal, que destruyen al microorganismo, reveló Jiménez, quien dirigió la Planta de Tratamiento de Ciudad Universitaria.
El trabajo resultó altamente efectivo, indicó, pues no sólo se elimina un gran número de bacterias, como en el caso del cloro, sino que también resultó positiva en el exterminio de protozoarios y, sobre todo, del helminto.
Además, añadió la integrante del Sistema Nacional de Investigadores, se determinaron las mejores condiciones y se encontró que este recurso no deviene en subproductos, funciona con una tecnología sencilla y el costo de inversión es mucho más bajo que el cloro, aunque la operación depende del precio del metal.
El cloro es un desinfectante riesgoso, pues es un gas explosivo difícil de manejar, necesita aparatos especializados y cuidados especiales. En contraste, aclaró, la plata no tiene ningún efecto, cualquier dosificador la puede introducir, no requiere de tanta presión y posee, además, un efecto residual, que resulta ventajoso en comparación con otros sustitutos del cloro, como el ozono y la luz ultravioleta.
Incluso, dijo, algunas de las sustancias higiénicas empleadas en el hogar para el consumo de alimentos, tienen un componente de plata coloidal, lo que muestra su extendido uso.
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