Actualmente, la mayoría de las investigaciones se centran en las pilas de hidrógeno. Su mayor ventaja es que no generan gases contaminantes, sino vapor de agua como único residuo. Sin embargo, el hidrógeno resulta muy caro, tanto de obtener como de distribuir por medio de los sistemas tradicionales de transporte terrestre.
Además, su densidad energética es menor que la del metanol, lo que significa que, para obtener la misma energía de un mismo depósito de combustible, harían falta presiones de hidrógeno muy elevadas (por encima de los 800 bar). Por esta razón, el hidrógeno resulta peligroso, y más en vehículos que circulen a gran velocidad, ya que una pequeña fisura en el depósito tendría consecuencias fatales. Éstas y otras razones convierten al metanol (un tipo de alcohol derivado del gas metano) en un buen candidato para alimentar las pilas de combustible.
Catalizadores más eficientes y sostenibles
Para que una pila genere electricidad debe producirse una reacción química llamada electro-oxidación, y ésta, a su vez, requiere un catalizador que acelere el proceso. Ese catalizador se inserta en la membrana de la pila. En el caso del metanol, el acelerador básico es el platino, una sustancia escasa y cara.
Por esa razón, el objetivo de la tesis del dr. Barranco ha sido elaborar un catalizador compuesto por una aleación de metales donde el platino se redujera considerablemente. Su investigación parte de un problema fundamental: la electro-oxidación del metanol produce monóxido de carbono, una molécula que se adhiere al metal e inhibe su capacidad catalizadora, es decir, impide que el acelerador haga su trabajo, y la producción de energía se detiene.
Tras estudiar la composición de numerosos metales, el dr. Barranco ha fabricado aleaciones que permiten reducir la proporción de platino al 1%. Estas aleaciones, compuestas por elementos, como níquel, niobio, antimonio o rutenio, entre otros, tienen la particularidad de convertir las moléculas de monóxido de carbono (CO) en dióxido de carbono (CO2) de manera más eficaz. Y es que el segundo, por tratarse de un gas, ya no queda adherido al catalizador, lo que a largo plazo favorece el proceso catalítico.
Esto supone que la pila de combustible de metanol emitirá una pequeña cantidad de CO2, la cual, según el dr. Barranco, puede ser fácilmente tolerable por la naturaleza, ya que se integra en el ciclo de la fotosíntesis de las plantas. Según un estudio de la American Metanol Institute, se prevé que en el año 2020 habrá una flota de 40 millones de coches movidos por pilas de metanol, lo que significa que las emisiones de CO2 se verán reducidas en unos 104 millones de toneladas con respecto a las emisiones de las gasolinas.
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