Los investigadores explican que los trasplantes celulares se han propuesto desde hace mucho tiempo como una posible terapia para la enfermedad de Parkinson, pero tres estudios publicados ahora en la edición digital de la revista "Nature Medicine" sugieren que la patología podría pasar de las células enfermas del paciente a las trasplantadas.
La enfermedad de Parkinson es el resultado de la acumulación anormal de una proteína conocida como alfa-sinucleína y la degeneración de la sustancia negra, una región que libera dopamina en el cerebro medio. Las terapias para la enfermedad dirigidas a reemplazar las células perdidas han sido esperanzadoras y, en la década de los 90, se realizaron ensayos clínicos de trasplantes de tejido cerebral fetal dopaminérgico al cerebro de pacientes con Parkinson.
Dos grupos independientes conducidos por Patrik Brundin y Jeffrey Kordower, del Centro de Neurociencia Wallenberg en Lund (Suecia) y el Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago (Estados Unidos) respectivamente, informan de que el tejido trasplantado en algunos sujetos muestra evidencias de agregados de alfa-sinucleína.
Según los investigadores, esta observación es importante ya que los injertos eran demasiado jóvenes para desarrollar esta característica por sí mismos y el tejido fetal se había situado en el estriado, una región del cerebro que recibe señales de la sustancia negra pero que no desarrolla agregados de alfa-sinucleína en la enfermedad de Parkinson. Por ello, en estos sujetos, la enfermedad parece expandirse de sus células al injerto trasplantado.
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