Varias cepas de bacterias presentes en el suelo pueden devorar los antibióticos más potentes e incluso usarlos como nutrientes, indicaron expertos en un hallazgo alarmante que ilustra cómo esos fármacos están perdiendo la guerra contra las "superbacterias."
Un estudio de microbios del suelo tomados de 11 lugares diferentes reveló la presencia de bacterias que podían resistir a los antibióticos 50 veces más que lo que indica el estándar de tolerancia de esos microorganismos.
"Realmente nos sorprendió," dijo George Church, genetista de la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, cuyo estudio fue publicado en la revista Science.
"Muchas bacterias en muchos suelos distintos incomunicados pueden no sólo tolerar los antibióticos sino además vivir de ellos como su fuente de nutrición," explicó Church en una entrevista cuyo audio figuraba en la página de internet de la revista.
Otros investigadores hallaron cepas de bacteria consumidoras de antibióticos, pero el estudio de Church está entre los más sistemáticos.
La nueva investigación ofrece más indicios sobre por qué las bacterias rápidamente desarrollan resistencia a los antibióticos y por qué las compañías farmacéuticas deben crear constantemente nuevos fármacos para combatirlas.
El equipo de Church inicialmente se propuso encontrar organismos en el suelo que removieran las toxinas de la celulosa, el material que da estructura a las plantas, para lo que tomó muestras de varios lugares.
Los microbios de esas muestras de suelo podían combatir fácilmente las toxinas de la celulosa, tal como esperaban los expertos.
Luego, los investigadores evaluaron la reacción de los microbios a los antibióticos, que pensaban que serían tóxicos para los microbios.
"Estábamos esperando que crecieran en la celulosa y no esperábamos que lo hicieran ante los antibióticos," dijo Church.
Sorprendidos de cuán fácilmente los microbios devoraron los antibióticos, el equipo de científicos realizó una prueba más amplia y expuso a cientos de bacterias a 18 antibióticos que representaban a la mayoría de las clases de esos medicamentos naturales y sintéticos existentes.
Entre los antibióticos estudiados se encontraban la penicilina y la ciprofloxacina.
"Pudimos hallar (...) que las bacterias eran capaces de crecer ante casi todos ellos," dependiendo de la bacteria y la fuente del suelo, señaló el autor.
Noticia publicada en Reuters América Latina