El dique, en construcción en un complejo de astilleros en la localidad costera de Río Grande, estado de Río Grande do Sul (sur), permitirá armar y reparar en sus dos muelles estructuras de perforación y producción de petróleo del tamaño de un estadio de fútbol, que son ancladas a grandes profundidades en alta mar.
Las instalaciones fueron supervisadas hoy por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, sus principales ministros y ejecutivos de la petrolera estatal Petrobras.
La empresa todavía está elaborando el programa de explotación de sus nuevos yacimientos del "presal", una estructura geológica a profundidades de hasta cinco kilómetros más allá del lecho marino hacia donde se orientan los esfuerzos exploratorios de Brasil.
Esa provincia petrolera de 800 kilómetros de longitud y 200 de ancho, frente a los estados del sureste de Brasil, podría contener hasta 80.000 millones de barriles en reservas posibles, y colocar a Brasil en 10 años como uno de los grandes países petroleros del mundo, según cálculos de la empresa divulgados a finales de 2007.
Hasta ahora Petrobras solo reveló oficialmente la existencia de un campo con reservas probadas por entre 5.000 millones y 8.000 millones de barriles, bautizado como Tupí y que explotará asociada con la portuguesa Galp y la británica BP.
"El presal involucra un volumen importante de plataformas, el número de unidades (a construir en el dique) va a depender de ese programa" de trabajo, dijo el presidente de Petrobras José Sergio Gabrielli, al presentar los detalles del dique seco.
En promedio cada casco de las plataformas cuesta entre 400 y 500 millones de dólares.
La expectativa es que el dique atraiga inversiones por 5.000 millones de dólares en una decena de cascos de nuevas plataformas.
Petrobras será la usuaria exclusiva del dique durante los 10 años próximos a su puesta en servicio y después de ese período el complejo pasará al control de su socio en la construcción del proyecto, la brasileña ATorre.
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