En 1997 los hallazgos del yacimiento arqueológico de Atapuerca ya pusieron patas arriba el árbol de la evolución de la especie humana con la definición de una nueva especie. Lo han vuelto a hacer: basándose en un nuevo fósil los científicos han atrasado aún más la llegada del Homo a Europa, y aseguran que los primeros humanos llegaron hace 1,2 millones de años.
Hace diez años se hizo público el descubrimiento de los restos fósiles de un cráneo que presentaba dos singularidades: no se correspondía con ninguno encontrado anteriormente, y su antigüedad era superior a la que se había supuesto para restos de un Homo en Europa.
Tras vencer algunas reticencias de la comunidad científica, lo bautizaron como Antecessor, llenaron con él un hueco cronológico entre el africano Ergaster y el europeo Heidelbergensis, y calcularon que este primer humano europeo del que sólo se han encontrado restos en Burgos había vivido hace unos 800.000 años, 400.000 antes que su sucesor.
Lejos de darse por satisfechos, los paleontólogos encargados de analizar los restos del yacimiento burgalés venían asegurando desde entonces que la edad de los primeros Antecessor debía ser mucho mayor. Y el tiempo les ha dado la razón.
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