Ciertos olores pueden transportarlo a un lugar en el pasado, con buenos o malos recuerdos, porque las emociones juegan un importante papel en la sensación de éstos y el olfato puede intensificarse cuando algo malo sucede.
Investigadores de la Universidad Northwestern mostraron la sorpresiva vinculación al dar a los voluntarios choques eléctricos mientras olían ciertas sustancias.
El descubrimiento, reportado en la edición del viernes de la revista Science, ayuda a explicar cómo los sentidos pueden alejarnos del peligro. Más interesante aún, podría arrojar luz sobre trastornos como el Síndrome de Estrés Postraumático .
""Es un estudio increíblemente único"", dijo el doctor David Zald, científico de la Universidad Vanderbilt, que estudia cómo el cerebro maneja el aprendizaje sensorial y emocional. ""Es un cambio en nuestra capacidad de percepción sobre la base del aprendizaje emocional"".
Los científicos saben desde hace mucho tiempo que existe una fuerte relación entre los olores y las emociones. Por ejemplo, cierto perfume o el olor de un pastel horneado pueden suscitar recuerdos de una persona querida que murió hace tiempo. De igual manera, el olor del combustible diésel podría disparar recuerdos de un soldado que sufre del Síndrome de Estrés Postraumático.
¿Podría una situación emocionalmente cargada hacer que el estímulo inicial sea percibido más fuertemente?
El equipo de investigación reclutó a 12 jóvenes saludables para averiguarlo.
Repetidas veces los voluntarios olieron distintas sustancias químicas con olores completamente diferentes de los percibidos comúnmente.
Dos de las vasijas en un juego de botellas contenían la misma sustancia y la tercera tenía otro olor que normalmente no se distingue. Los voluntarios identificaron correctamente el olor raro un tercio de las veces.
Luego, el principal investigador, el Dr. Wen Li, especialista de la Northwestern, dio a los voluntarios ligeros choques eléctricos mientras olían la sustancia poco común.
Más adelante, en pruebas de olores, identificaron correctamente el olor raro 70 por ciento de las veces.
Estudios de tomografía computarizada mostraron que la mejora fue más que una coincidencia. Se registraron cambios en cómo la región olfatoria del cerebro almacenó la información del olor, registrando el olor vinculado al estímulo eléctrico para distinguirlo más rápidamente de un olor similar.
Noticia completa en El Nuevo Herald (EEUU)