Normalmente, tendemos a ver mejor aquellas cosas a las que dirigimos nuestras miradas directamente pero, según una nueva investigación, también afecta a nuestra percepción visual otro factor: las suposiciones que hacemos acerca del entorno que rodea nuestros objetivos visuales.
Un estudio dirigido por el investigador E.M. Brenner, de la Universidad holandesa de Vrije, ha permitido comprender un poco más el mecanismo de colaboración que se establece entre el cerebro y los ojos a la hora de interpretar lo que vemos diariamente. Los resultados de su investigación han sido publicados por la revista especializada Journal of Vision.
Presunciones y entorno
En su artículo, los científicos explican que la manera en que interpretamos la luz que llega a nuestros ojos está condicionada por las presunciones que nos hacemos sobre el entorno. Por ejemplo, cuando confiamos en las sombras para juzgar la forma de un objeto, en realidad lo que hacemos es suponer la reflectancia de la superficie del objeto, así como su iluminación.
Al parecer, sin este tipo de presunciones las posibilidades de interpretar los estímulos visuales serían muy limitadas, por lo que es normal que “aceptemos” que no nos fallarán o que no nos engañan.
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