El fósil en cuestión, perteneciente a una especie bautizada como "Orrorin tugenensis", fue descubierto en el año 2000, y desde entonces ha protagonizado una intensa polémica entre los paleoantropólogos. Los autores del hallazgo inicial –Martin Pickford, del College de France, y Brigitte Senut, del Museo de Historia Natural de París– propusieron que Orrorin era un homínido bípedo, basándose en un análisis preliminar de su fémur.
Sin embargo, muchos de sus colegas cuestionaron sus observaciones, y desde entonces el fósil se ha encontrado perdido en una especie de «limbo científico», como afirma hoy un editorial de la revista Science, que publica el nuevo estudio.
Tres años después del hallazgo original, en 2003, el paleoantropólogo Brian Richmond, de la Universidad de George Wahington, y su colega William Junkers, recibieron permiso del Gobierno de Kenia para volver a examinar el controvertido fósil de Orrorin.
Tras medir cada detalle del fémur, los investigadores compararon su morfología con una base de datos de más de 300 ejemplares del mismo hueso de grandes simios, homínidos y "Homo sapiens" modernos. El concienzudo análisis no dejó lugar a dudas: la estructura ósea de "Orrorin" le permitía caminar erguido, según los autores de la investigación.
Noticia publicada en El Mundo (España)